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La experiencia de conducción deportiva: Conducción dinámica
En el Audi Q8 siempre se tiene una experiencia deportiva, dinámica y eficiente en carretera: su diferencial central puramente mecánico dirige las fuerzas en una proporción de 40:60 en los ejes delantero y trasero. Si es necesario, envía la mayoría de esta fuerza al eje con mejor tracción. Además de la dirección progresiva estándar, cuya transmisión es cada vez más directa a medida que aumenta el ángulo de dirección, Audi también ofrece como opción la dirección integral. Las ruedas traseras permiten un ángulo de giro de hasta 5 grados en baja velocidad en dirección contraria a las delanteras para mejorar la agilidad.
Chasis y amortiguación.
El diferencial central puramente mecánico dirige las fuerzas en una proporción de 40:60 en los ejes delantero y trasero. Si es necesario, envía la mayoría de esta fuerza al eje con mejor tracción. El Audi Q8 puede andar en caminos rurales, gracias a la combinación de una altura libre sobre el suelo de hasta 254 milímetros, voladizos cortos y un sistema de asistencia de bajada en pendiente. El chasis con control de amortiguación es de serie. Si lo solicita, como configuración a pedido, Audi también puede montar una suspensión de aire adaptable con una amortiguación regulada, ya sea para hacerlo más cómodo o deportivo. Además, la posición del vehículo varía según la situación de conducción o de las preferencias del conductor en hasta 90 milímetros.
Aumento de la agilidad: dirección dinámica integral
Además de la dirección progresiva estándar, cuya transmisión es siempre directa con un ángulo de dirección cada vez mayor, la dirección integral dinámica está disponible si lo solicita. Esta permite girar las ruedas traseras hasta en cinco grados. Esto hace posible que el Audi Q8 se maneje en diferentes modos dependiendo de la velocidad: cuando se conduce lentamente, los ejes giran en sentido contrario de forma automática, lo que aumenta la agilidad del vehículo y la maniobrabilidad al cambiar de vía y estacionar. En cambio, a una velocidad más alta, los ejes giran en el mismo sentido, lo que mejora la estabilidad en la conducción.